Trina Mercader,en el recuerdo, gracias a Fernando de Ágreda.

LEER EN PÁGINA: TRINA MERCADER EN EL RECUERDO, GRACIAS A FERNANDO DE ÁGREDA.
Trina Mercader, foto cedida por Fernando de Ágreda.

Publicamos la entrevista que se le hizo a Trina Mercader. Gracias a Fernando de Ágreda, biógrafo de Triina Mercader por ayudarnos a mantener vivo su recuerdo: 



Estimados  amigos:  Los números XIX-XX de  la revista Dos Orillas están ya en la  web de la revista http://www.revistadosorillas.net
  para que los  puedas leer. Espero que sea de vuestro interés  y agrado. 


Hace unos días, con motivo de la presentación de la revista Dos Orillas, que recoge los números XIX-XX, recibí este correo de Fernando de Ágreda, amigo y prestigioso arabista, habitual colaborador de la revista Dos Orillas. Reproduzco su correo como reconocimiento a su dedicación y estudio sobre Trina Mercader,  figura indispensable a la hora de hablar de las revistas literarias dedicadas al hispanismo marroquí, como fue el caso de Al-Motamid, de la que Trina fue su directora y alma mater.

Me alegra esta noticia querida Paloma: que siga adelante esta revista "Dos orillas" en la que hemos colaborado con mucha ilusión.

Un fuerte abrazo, con estos recuerdos de Trina Mercader,

Fernando

LA ESTRELLA QUE GUIÓ A TRINA MERCADER

Querida Trina:

Leyendo los artículos de la revista Dos Orillas que te homenajean he tratado de rememorar los momentos principales de tu vida. Tu nacimiento en Alicante presagiaba un tiempo tranquilo para tu infancia y adolescencia, cerca del mar con tus padres tan queridos. Sin embargo van a llegar tiempos turbulentos en España. Y la estrella de Trina empieza a cambiar de rumbo. Su familia de Larache les anima a su madre y a ella a que les visiten para evita tanta penuria. ¡Cómo iba a ser si se había desencadenado una guerra civil que tantas penalidades traería aparejada! Pero Trina siempre echó de menos los paisajes de Torrevieja y del Pilar de la Horadada, de su Alicante dode se había iniciado su aventura vital, sus primero amigos. Trina se desahoga  y se consuela escribiendo pequeños poemas que no enseña a nadie. La estrella de Trina la va a poner en contacto con alguien que aprecia el valor de su poesía: se trata de Cesáreo Rodríguez Aguilera que residía por entonces en Larache, aunque pronto se trasladará a la península por su carrera de magistrado. Cesáreo la animará a dar a conocer esos poemas que ella escribe con un significativo título “Tímida”. Trina, romántica y soñadora, intuye que aquel ambiente necesitaba un vehículo de transmisión, así va a nacer la revista “Al-Motamid. Verso y Prosa”, siempre aconsejada por el propio Cesáreo.

Esa revista será el timón de la vida de Trina en Marruecos, como ella misma ha confesado en su  memorias. La andadura de esta revista no será “un camino de rosas” pero ella es capaz de soportar los vientos y las tempestades. Y también los ” hallazgos”, como ella repite y valora. La estrella de Trina la empuja y la anima: los `poetas de Melilla, Jacinto López Gorgé, Pío Gómez Nisa especialmente. Los poetas árabes de Oriente, incluso desde Argentina se hacen eco de su revista y colaboran en la misma con entusiasmo como Benedicto Chuaqui. Los jóvenes arabista españoles encabezados por el “Maestro” Emilio García Gómez: Fernando de la Granja, Ángel González Palencia, Soledad Gibert y Enrique Perpiñá.

Hay un año crucial en la vida de Trina: 1953. La estrella de Trina brilla como nunca. Vicente Aleixandre visita Tánger y Tetuán invitado para impartir algunas charlas y dar a conocer su poemas. De aquella visita queda un precioso testimonio que traerá el mayor consuelo para Trina y su entusiasta labor: la famosa “Carta marroquí” en la que Aleixandre le relata su visita a Tetuán. Es  algo así como un espíritu que llega y se comunica entre los amantes de la poesía. Imagino a Trina llena de emoción, “hasta las lágrimas”, leyendo esta carta , tranquila en su casa, acercando la carta del gran Aleixande a su corazón Ya podía descansar tranquila. La estrella de Trina la iluminaba con toda la fuerza. Y ya nunca la abandonó.

 

                                                                                                 Fernando de Ágreda.  4 de junio de2021 

               

HOMENAJE A TRINA MERCADER Y LA REVISTA “DOS ORILLAS”.

Por Fernando de Ágreda. Mayo de 2021

La vida de Trina Mercader podría ser el guión de una novela de mi querida María Dueñas.

Nacida en Alicante en 1919. Se traslada a Larache con su madre en 1936 donde residan unos familiares Bonifacio y María Balaguer, primos de su madre. Dada la fecha tan terrible para nuestra historia, Trina y su madre se quedarán a vivir en aquella ciudad que será el símbolo de sus primeras vivencias literarias. Trina realiza sus primeros estudios y escribe algunos poemas que no enseña a nadie. Bueno a alguien si: Cesáreo Rodríguez Aguilera, magistrado, conoce esos primeros poemas que ella escribe con el  pseudónimo de “Tímida”. Cesáreo, que pronto se trasladaría a la península la anima a publicar esos poemas .

Estamos en 1947 y Trina inicia su aventura mayor: la revista “Al-Motamid. Verso y Prosa” y la edición de algunos volúmenes, anejos a la revista, con el título de “Itimad”. ¿Podría ser la influencia de los “Poemas arábigoandaluces” traducidos por don Emilio García Gómez?  Nombres románticos que para Trina resultan definitivos. De hecho hubo el proyecto de peregrinar a Agmat para visitar la tumba del rey-poeta.

“Al-Motamid” inicia sus pasos con el deseo de convertirse en una revista bilingüe, con el estilo de las revista poéticas que se publicaban entonces en España como tan bien ha estudiado mi querida amiga Fanny Rubio en su tesis doctoral: Las revistas poéticas españolas (1939-1975). Madrid, 1976.

La novedosa sección árabe de la revista estuvo animada por un gran hispanista larachense: Dris Diuri, buen conocedor de la lengua española también. Pronto se suman a los esfuerzos de Trina los poetas que residían en Melilla: Jacinto López Gorgé y Pío Gómez Nisa especialmente, con ellos tuvo un primer contacto en las fiestas organizadas con motivo de la boda del Jalifa de Tetuán. El caso es que Trina, funcionaria de la municipalidad, se había trasladado a vivir en Tetuán. Se podría decir que aquellos años representan la madurez de la aventura literaria de nuestra Trina y su revista. Allí recibiría la visita del gran Vicente Aleixandre que estaba con sus lecturas poéticas en Tánger y en Tetuán después. Sabido es que Aleixandre publicaría su famosa “Carta marroquí” contando su visita a la capital del Protectorado. Para ella, según nos decía, fue “el espaldarazo”a la aventura de Trina en Marruecos, del que tan orgullosa se sentía.

Mi aventura personal me lleva al año 1976, ya en Madrid, donde había celebrado el I Coloquio del Hispanismo Árabe. Creo que fue entonces cuando escuché por primera vez los títulos de aquellas revista que se publicaron en Marruecos. Me refiero a “Al-Motamid” y a “Ketama”.

Quise saber más de aquellas publicaciones y al principio resultó muy fácil. Jacinto López Gorgé, director de la revista “Ketama” vivía en Madrid y me ayudó a publicar aquel artículo sobre dicha revista en “La Estafeta literaria”. Respecto a Al-Motamid ocurrió lo contrario. Sabía que ella se había trasladado a Granada, tras su marcha de  Tetuán pero nadie me daba noticias de ella. Acudí a mi buen amigo Guillermo Gozalbes al que había conocido en Tetuán, donde dirigió la Biblioteca Española y la revista “Cuadernos de la Biblioteca Española de Tetuán”. Trina no respondía a mis requerimientos. Creo recordar que mi buena amiga Conchita Castillo, profesora de la universidad de Granada quien pudo saber de su paradero. Trina estaba convaleciente de una enfermedad y se había trasladado a la residencia de sus familiares en Alicante.

Trina vivió en la céntrica calle Calderería nueva, nº 7 de Granada hasta  su fallecimiento en 1983.

Y fue en un mismo mes de mayo de 1981 cuando Trina vino a Madrid, invitada por el Instituto Hispano-Árabe de Cultura para dar una conferencia sobre su experiencia marroquí a través de la revista “Al-Motamid. Verso y Prosa” y las ediciones “Itimad” anejas a la revista. De aquella conferencia quedó su artículo publicado en la revista de la Comisión española de Cooperación con la UNESCO, nº 25, enero-marzo 1981, que dirigía otro buen amigo de los tiempos de Marruecos: Fernando Valderrama autor, como es sabido, de obras fundamentales como la “Historia de la acción cultural española en Marruecos.

Trina llevaría una vida tranquila en Granada, solo animada por sus amigos poetas como fueron Rafael Guillén, Elena Martín Vivaldi, además de sus antiguos amigos de Tetuán Joaquina Albarracín y su marido. Por otra parte se ocupaba de la publicación de sus libros que se iniciaron en 1956 con “Tiempo a salvo”, tercer volumen de la colección “Itimad” en 1956.Su segundo libro de poesía titulado “Sonetos ascéticos”, se publicó en 1971 en la colección “El Bardo”, de Barcelona.

El 18 de abril de 1985 se iba a celebrar un homenaje en memoria de Trina Mercader organizado por el Aula de Poesía de la Universidad de Granada y que tuvo lugar en el Palacio de la Madraza. Se inició con la conferencia de Jacinto López Gorgé sobre “La Obra de Trina Mercader”, a continuación hubo una lectura de poemas en la que intervinieron Elena Martín Vivaldi, Eulalia Dolores de la Higuera, Mª del Carmen Pérez Vera, Julio Alfredo Egea, José Fernández Castro, José G. Ladrón de Guevara, Rafael Guillén , Carlos Villarreal, Francisco Acuyo y Antonio Carvajal.



                            

1965-. Sevilla. José G. Ladrón de Guevara, Trina Mercader, Elena Martín Vivaldi, Mª Reyes Fuentes, Julio Alfredo Egea y Rafael Guillén. Foto cedida por Rafael Guillén.

Trina Mercader desde Alicante a Larache

Por  Paloma Fernández Gomá

-Artículo publicado  en la revista Dos Orillas-


Trina Mercader nació en (Alicante) en el año 1919 y murió en Granada en el año 1984.

Depositario de su obra es el poeta Antonio Carvajal y su biógrafo el arabista Fernando de Ágreda.

Trina marchó con su madre a Marruecos para vivir allí, concretamente a la ciudad de Larache. Obteniendo trabajo en la Junta Municipal. En el año 1956 se fue a vivir a Granada, donde se relacionó con Antonio Carvajal y Elena Martín Vivaldi.

Fue una mujer dinámica y emprendedora. Fundó y dirigió la revista Al Motamid.

Su biógrafo Fernando de Ágreda me ha hablado mucho de Trina, de su trabajo y dedicación por la revista Al Motamid y también de su poesía. Él la conoció personalmente en Madrid. Toda una entrañable experiencia que Fernando me ha sabido transmitir desde el afecto que siempre tuvo y sigue teniendo a Trina Mercader.

Yo guardo especial cariño a Trina Mercader, aunque nunca la conocí. De ahí mi empeño en que las páginas de la revista Dos Orillas mostraran su trabajo,  a través de quienes la conocieron personalmente, o bien que hayan estudiado su obra. De ella dijo su amigo y poeta Pío Gómez Nisa

“Si esta mujer hubiese contado con todos los medios que demandaba, a estas horas sería uno de esos misioneros que aventan el polvo de los desiertos hasta encontrar el espíritu.”

Fernando de Ágreda me abrió la puerta para conocer a esta extraordinaria mujer. En su artículo: “Trina Mercader: “Una experiencia de convivencia cultural en Marruecos” Philología Hispalensis 14, fasc 2 (2000) presenta a Trina como una mujer volcada en su trabajo, con amplitud de miras, a pesar de los pocos medios que tenía. También habla de las personas que la conocieron y convivieron con ella; entre otros: Pío Gomez Nisa, Jacinto López Gorgé, Pedro Martínez Montávez, Vicente Aleixandre, Muhammad Sabbag, quien acercó la gran poesía árabe del novecientos, a través de la revista Al Motamid. Son igualmente mencionados Dris Diuri (traductor de Al Motamid), Rafael Guillén, Antonio Carvajal y Elena Martín Vivaldi. Concluye este trabajo Ágreda con un relato de Trina Mercader titulado: “Una Calle del Barrio Moro de Larache”.

 

En otro documento: “Varios.Una mujer emprendedora en Marruecos: Trina Mercader”. BIBLID [0544-408X]. (2003) 52; 217-227  Fernando de Ágreda escribe:

 

“Recuerdo a propósito la amistad de Trina Mercader con otra figura del hispanismo marroquí: la señora Amina al-Loh, esposa que fue del poeta Ibrahim al-Ilgui, ya citado. Amina al-Loh, que hizo su doctorado en la Universidad Complutense de Madrid, nos ha facilitado algunas referencias interesantísimas sobre aquella época. Así por ejemplo citaremos una carta de Trina fechada en Almería, el 23 de agosto de 1955, cuyo texto transcribimos a continuación…”

 

 

Otro de los escritos de Fernando sobre Trina Mercader son los referidos a través de una amiga de Trina, llamada María que conoció personalmente a Trina en Larache  y dejó antes de morir testimonios orales sobre Trina  , en conversaciones con Dolores López Enamorado (amiga de Fernando y que fuera directora del Instituto Cervantes de Casablanca). Dejo referencia de esta  experiencia en el siguiente texto:

“Son recuerdos de aquella época que dejó escritos María, “mujer extraordinaria, listísima y buenísima amiga”, larachense ella también, poco antes de morir , según me comunicó con tanto afecto mi buena amiga Lola López Enamorado, hoy directora del Instituto Cervantes en Casablanca. ¿Quién pudiera oír la voz dormida que nos transmiten esas paredes, a través de las fotos que hemos conocido, gracias a la pericia de la propia Lola, guiada por un buen amigo de aquella ciudad, el mejor guía que se podía encontrar, el conocido escritor e hispanista de vocación que es Mohamed Sibari. Seguiremos recordando la obra de Trina, tras su fallecimiento en Granada en 1984 (donde residió los últimos años de su vida, en la calle Calderería Nueva, nº 7) Sus amigos de entonces la han seguido recordando como Jacinto López Gorgé, ya fallecido también, o Estrella Pérez de Amar y especialmente su sobrino Manuel, pintor de escenas marroquíes entre otros temas, que nos ha facilitado las fotografías que hoy recogemos. Su mensaje poético de amistad y comunicación sigue a salvo. “

Fernando de Ágreda Mayo de 2008 y diciembre de 2014.

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Yo soy esa muchacha que ha besado la tierra /Para posar en algo los besos que le sobran./ Yo soy esa muchacha que desea, callando /Lo que se aleja siempre de su mano vacía./ Blanda pulpa jugosa que mece el aire;/ Blando temblor intacto, que una caricia anega./ Sedienta y absoluta, /Muchacha que se besa la curva de sus hombros,/ Que se acaricia, lenta, con dolorida ternura./ Garganta donde canta la sagrada alegría,/ Donde los gritos crecen en plenitud, ahogados. /

Muchacha sola y firme que, arrebatadamente,/ Para si misma crece si vegetal milagro,/ Cuando la tierra vuelca su prometida entrega / Y una dulzura virgen va invadiendo los ramos.

                                                                                                                                        Trina Mercader

“Trina Mercader se enamora de Larache, le atrae y sorprende el sistema de convivencia intercultural que allí se vive, su luz, el aroma de sus flores, sus jardines, el mar Atlántico…Inmediatamente comprende que es aquí donde quiere vivir”. “En esta época, tres jóvenes han optado por conseguir un puesto de trabajo en la Junta Municipal de Larache, mediante una convocatoria de exámenes para lograrlo, eran Petra, Conchita y Natividad, mi hermana. A cada una de ellas les asignan un departamento. Trina consigue un puesto de trabajo en dicha Junta. Su cultura y simpatía le hacen merecedora del aprecio de todos.”

                                                                                                                           Fernando de Ágreda 2008

Una valiosa y abundante documentación es la que me ha ido aportando Fernando de Ágreda a lo largo de estos siete últimos años. Parte de esta documentación está en este homenaje y otra figura en la página de mi  blog dedicada a Trina Mercader:      http://palomafernandezgoma.blogspot.com/p/trina-mercader.html

En el año 2003 el Instituto Cervantes editó un CD en Homenaje a Trina Mercader y la revista Al Motamid. También la homenajeó la revista Amanecer en ese mismo año.

Según me comenta Fernando de Ágreda, Trina era  una admiradora ferviente de Al Mutanid, rey de Sevilla; de ahí el  nombre de la revista: Al Motamid.  En la trayectoria de la revista  tuvo el apoyo de Vicente Aleixandre,  al que Trina apreciaba y admiraba. Es de recordar el Encuentro que tuvo lugar en el hotel Nacional de Tetuán durante  la visita de Vicente Aleixandre a esta ciudad del Norte de Marruecos, donde se reunieron Aleixandre, Trina Mercader y Dora Bacaicoa.

Cartas de Trina dirigidas a amigos y poetas figuran en este número de la revista Dos Orillas, junto a fotografías. Todo un álbum de vivencias que de alguna manera reviven  la obra de una mujer singular, digna de ser recordada y homenajeada.

Contamos en esta publicación con ensayos y artículos sobre Trina Mercader así como con poemas  dedicados a Trina  por poetas tanto de España como de Marruecos.

No podemos  terminar estas palabras sin citar el trabajo sobre Trina Mercader y la revista Al Motamid de la profesora de la  Universidad de Granada, Remedios Sánchez García, publicado en el libro La Frontera Líquida. Tirant Humanidades 2019. Donde la profesora considera a Trina Mercader “una de las voces poéticas más desconocidas y menos tratadas del periodo de posguerra, dentro  de la llamada Generación del 50”. También resalta Remedios Sánchez el valor de la revista Al Motamid y la entrega que Trina le dedicó; llegando a decir la propia Trina  Mercader que su biografía debía titularse “ Historia de  una revista”.


Carta a Estrella Perez de Amar (1)







Carta a Estrella Perez de Amar (2)
Mostrando Trina Mercader y la familia Balaguer sus primos y sobrinos.jpg
Trina Mercader y la familia Balaguer, sus primos y sobrinos

Mostrando Trina Mercader en el hotel Tirol de Madrid.jpg
Trina Mercader en el hotel Tirol de Madrid

CD con el contenido de todas las revistas Al-Motamid desde el año 1947 al año 1956



                    Homenaje a Trina en la Biblioteca del Instituto Cervantes de Tánger( 2003).


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Revista Al-Motamid. Larache, junio de 1952


Dora Bacaicoa, Vicente Aleixandre y Trina Mercader. Homenaje a Vicente Aleixandre en Tetuán, 1953.
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Primeras cartas de Trina  Mercader, las dirigidas a su amiga y colaboradora Amina Loh en agosto de 1955 ( por gentileza de Fernando de Ágreda).













                                                                                        



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Poema de  Frenando  de  Ágreda 
 dedicado  a  Trina Mercader






                           

LA CASA DE TRINA MERCADER

                                                                      
                                               A  Fernando de Ágreda

       

Larache en su memoria

revive tus días
Las paredes de la que fue tu casa
todavía rezuman el aroma
de tus versos
y los pasos silenciosos
que a tu ventana
se acercaban,
aún sostienen el eco
de tu voz,
fluyendo en río de palabras
impresas en Al-motamid
junto a Dris Diuri
y otros amigos.
La menta se cuela por las puertas
y el aroma del té cruza el corredor.
Tu mensaje navegó
entre las orillas
aunando un tiempo indefinido,
sustento del valor
amasado por el verso.
Tu legado marcó
el horizonte de las olas
anunciando un  camino heredado
a todas las miradas.
La ausencia en su oquedad
tomó el testigo de la amistad
haciendo posible
un camino de cilantros
que se abre a todas las  voces
ocultas entre el  agua.


                                      Paloma Fernández Gomá
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AL-MOTAMID Y LOS POETAS MARROQUÍES
A mi buen amigo Mohammed Anakar, animado por su apoyo cordial.

Por Fernánde de Ágreda

La reciente publicación del estudio de Sonia Fernández Hoyos titulado: Una estética de la alteridad: la obra de Trina Mercader, realizada con la Beca de investigación “Miguel Fernández” 2004 es una buena ocasión para ampliar los campos que nos ofrece la obra literaria de Trina Mercader. Como poeta y como impulsora de una revista literaria que fue el Norte de su vida como ella misma ha dejado dicho en sus escritos.

Conocíamos el proyecto del trabajo que había iniciado Sonia Fernández Hoyos y que afortunadamente ha sido editado por las ediciones de la UNED,, en la colección “Varia”; 348 páginas, con anexos documentales (poemas autógrafos e inéditos de Trina Mercader; dibujos asimismo inéditos, fotografías que recogen varias escenas de Trina junto a los poetas de su entorno, y la reproducción de varias portadas de la revista)..

 Nos puso en contacto un buen amigo y excelente conocedor – y coprotagonista – de aquella “aventura literaria” que creó nuestra inolvidable Trina: Jacinto López Gorgé, muy unido a la familia de nuestra autora.  Sonia es una joven melillense que se ha licenciado en Filología Hispánica y en Teoría de la Literatura y Literatura Comparada por la Universidad de Granada. Ha ampliado sus estudios en la universidad de Nueva York y actualmente prepara su tesis doctoral sobre la obra de otra gran escritora: Carmen Martín Gaite.

El citado estudio viene prologado por José Romera Castillo, catedrático de Literatura Española y director del Departamento de Literatura Española y Teoría de la Literatura, buen especialista en el tema que estudia la autora . La “estética de la alteridad” es un campo en el que ha puesto de relieve y descubierto facetas de  un documento tan valioso como fue la obra de Trina Mercader en Marruecos.

El índice nos da las pistas oportunas para conocer ampliamente la personalidad de Trina de una parte y de otra la proyección de su obra: la revista Al-Motamid. Verso y Prosa (Larache, 1947-Tetuán, 1956).

Es sabido el motivo de la residencia en Larache donde Trina trabajó como funcionaria de la municipalidad hasta su traslado a Tetuán, tras una breve estancia en la antigua Villasanjurjo (actual Alhucemas). En aquella ciudad tan provinciana y con las escasas actividades culturales que se producían, Trina decide iniciar “un mundo a solas” impulsando la comunicación con los escritores marroquíes y con los propios poetas españoles tan lejanos. La búsqueda de contactos, la relación con otras revistas literarias será el motor que impulse su propia actividad creadora.

A finales de 1992 me dirigí a las personas que habían conocido o tratado directamente a Trina con el deseo de conocer datos personales sobre su vida y su obra, como ya lo había hecho anteriormente, me refiero a la correspondencia y a los contactos mantenidos con María y Bonifacio Balaguer, primos de Trina, que vivían en Alicante y, por otra parte, con Estrella Pérez de Amar, tan buen amiga y admiradora de Trina; conservo, por ejemplo, las amables respuestas de varias personas muy significativas por sus vivencias directas de aquella época. Miguel Tarradell, arqueólogo, catedrático de la Universidad de Valencia y exdirector del Servicio de Arqueología de Tetuán conocido por sus trabajos de campo en Tetuán que ha publicado varias obras (Historia de Marruecos. Marruecos púnico, Universidad de Rabat, Facultad de Letras e Instituto Muley El-Hasan, 1960; Arte Ibérico, Barcelona, 1968) así como artículos de investigación en revistas (Hespéris-Tamuda, Cuadernos de la Biblioteca Española de Tetuán)de su especialidad, me decía:

“...Me hizo ilusión comprobar que alguien se acuerda de Trina Mercader, que bien se lo merece. Por cierto que hace años que le he perdido la pista. ¿Me podría indicar su domicilio en Granada, si es que sigue allí? No pienso – y lo siento – que pueda darle información útil para su propósito. Completamente de acuerdo con Ud. que “aquel espíritu de solidaridad que intentó la empresa de Trina merece ser recordado”.

“Precisamente yo le apreciaba mucho, entre otras razones, porque admiraba su aventura utópica.”

“Viví de cerca el vacío de su aventura, que era mayor de lo que ella, con su ilusión era capaz de darse cuenta. Era admirable su ilusión, que prácticamente no compartía, digamos, nadie. En el ambiente mortecino, sub-provinciano de Larache, lanzar una revista de poesía era de un heroísmo inaudito. Buena parte de los poetas españoles colaboraban, simplemente, porque era una manera de publicar sus textos. Los marroquíes eran reticentes, porque si entonces la palabra “colonialismo” era poco divulgada, el concepto si. Yo procuraba callarle lo que veía para no cortar su ilusión, pero era consciente del vacío en el que se movía su idea inicial, a pesar de su tesón.”

“Si ahora se lo confieso a usted es para que en su trabajo insinúe el problema de su soledad – que a mi me impresionaba – y valore al máximo de lo que tuvo de aventura noblemente quijotesca. Todo lo que indique en este sentido será poco, y se lo digo como un testimonio directo de aquellos años.”

“No puedo explicarle detalles útiles sobre Al-Motamid. Vivíamos a cien kilómetros de distancia, y yo no era literato, sino arqueólogo. Por otra parte la revista era Trina, y solo Trina, que se la montaba a través de su activa correspondencia, desde su soledad de Larache. Cuando pasó a Tetuán, yo ya terminé mi época marroquí”.

Otro buen amigo de Trina y promotor de sus inquietudes poéticas – el mismo que animaría y hasta ideó el título de la revista Al-Motamid – fue Cesáreo Rodríguez Aguilera. Figura destacada en el mundo de la judicatura, catedrático de Ciencias Políticas, crítico de arte, que ha fallecido en Barcelona,, donde residía, recientemente, el pasado 11 de noviembre de 2006. A este ilustre magistrado me dirigí  y conservo su amable respuesta, manuscrita también,  fechada en Barcelona, el 6 de enero de 1993: recogeré de la misma los párrafos más significativos en relación con el tema que nos ocupa:

“Viví 4 años en Marruecos – del 42 al 46 – y allí conocí a Trina Mercader. La forma en que el hecho ocurrió la acabo de resumir en un texto “Memoria cultural” que me ha encargado una revista, en la que aparecerá el año que viene o el siguiente .”(1)

“Mis textos literarios marroquíes no los tengo recopilados. Algunos poemas están en mi “Antología breve”, de Plaza-Janés, hoy agotada. Recientemente López Gorgé ha incluido uno de ellos en su obra “Marruecos en la poesía española contemporánea”, Ediciones A. Ubago, 1990.”

“Con Trina Mercader mantuve una buena relación amistosa durante mis años de residencia en Marruecos. Después sólo coincidí con ella en el Congreso de Poesía de Salamanca, en los años 50. Estoy a su disposición para darle los datos que me solicite y mantenga mi memoria. Si viniera por Barcelona la cosa resultaría fácil.”

Estos testimonios adquieren un valor especial indudablemente y deseo rendir homenaje de gratitud a sus autores. Su generosidad me ha animado a proseguir esta tarea de dar a conocer ese mundo tan personal que nos refieren.

Recordaremos  los párrafos que Rodríguez-Aguilera dedicó a Trina en aquella “Memoria” a la que se refería en su carta:

“Con el pseudónimo de “Al-Motamid” firmo algunos artículos y relatos en publicaciones locales, que me relacionan con cuantos, españoles o no, tienen allí las mismas inclinaciones. Un día descubro en Larache a una tímida muchacha que me entrega unos deliciosos poemas en prosa, “que no ha enseñado a nadie”. Sin advertirla, hago que uno de ellos aparezca en la sección literaria de una publicación local, firmado con el pseudónimo de “Tìmida”. La sorpresa produjo el efecto que me había propuesto. A partir de entonces reiteró sus publicaciones. Tras mi regreso a la península, el proyecto de lanzar en común una revista de poesía (muy frecuentes en aquella época), en la que pudieran encontrarse españoles y marroquíes, acabó siendo la revista “Al-Motamid”, de Trina Mercader, en la que apenas pude colaborar”. 

Recordaremos a propósito el testimonio del gran poeta Rafael Guillén (www.rafaelguillen.com) que me escribía desde Granada el 8 de enero de 1993: 

”En efecto, tal como le ha dicho Jacinto, gocé de la amistad de Trina Mercader desde que se vino a vivir a Granada hasta su muerte, si bien en los últimos años su retiro voluntario, dedicado al cuidado de su madre, la tenía totalmente aislada”.

“Trina alcanzó una altura en su poesía, depurada y ascética, que aún no se le ha reconocido. Sabía conjugar su profunda espiritualidad y sentido religioso de la vida con una extrema sensibilidad en el contacto con la naturaleza, en su relación con las cosas materiales y en su entorno afectivo. Profesaba la humildad conscientemente, como tratando de ocultar una valía y un brillo del que se sabía poseedora. Y en la expresión poética de sus afanes y sentimientos, trabajaba la palabra con dedicación y maestría”.

“Cuando en este final de siglo gran parte de la poesía se ha degradado por falta de valores humanos en su contenido y por dejadez y vulgaridad en su expresión, es un consuelo y un deleite releer la obra de Trina Mercader y sentir el orgullo de haber gozado de su amistad que, desde la perspectiva de su muerte, vemos que nunca pudimos llegar a corresponder lo bastante”.





¿Quíén era ´Abd-El-Káder El Mokaddam?

Decía Trina Mercader entre sus recuerdos de la experiencia de convivencia cultural en Marruecos que había significado la revista Al-Motamid (junto a la colección de libros “Itimad” aneja a la revista)(2):

“El proyecto se lleva a cabo con una pobreza de medios que contrasta con la ambición que lo mueve. La empresa era original, sin antecedentes. Conocíamos a un solo poeta musulmán marroquí, Abdel-Káder El Mokaddam, residente en Tánger, al que ofrecimos las páginas centrales como muestra de preferencia por lo árabe...”.

Y efectivamente fue así: el primer número de Al-Motamid. Verso  y Prosa , publicado en Larache en marzo de 1947, incluía el poema “Las gotas de rocío” que según se señalaba pertenecía al libro inédito Visiones(o fulgores) de la esperanza (Lamahat al-amal).  El poema se publicaba en las dos lenguas, árabe (metro jafif) y español recogiendo la versión castellana del propio autor.

LAS GOTAS DE ROCÍO

El sol se pone detrás de  las ramas,
Después de un breve momento de divina paz!

La oscuridad lo ha cubierto todo
Y los paisajes han ido esfumándose a los ojos...

¡Es ahora cuando vuelven los seres que huyeron del peligro de la muerte!

¡Las gotas de rocío caen, leves, sobre los jardines,
enlazándose lentamente a las ramas!

¡Son como perlas sobre el seno de las bellas que cautivan corazones!

¡La brisa suave arrastra
perfume de jardines hacia todo corazón entristecido!

                                   *   *   *

¡La aurora llega con dulces esperanzas
y el jardín sonríe, descubriendo su belleza hasta el éxtasis!

* *  *
 Como lágrimas de unos ojos, resbalan lentamente las gotas de rocío sobre los pétalos!
Y esta alegría aumenta la pasión de los pájaros, haciéndoles cantar maravillosas canciones.
¡Se acercan los rayos del sol!
¡Ya pintan con su color los más bellos matices!
¡Pero abrasadas, se deshacen
aquellas gotas que coronaban los jazmines!

¡Cómo se desvanecen las almas del rocío, hacia su origen, en el impetuoso aire del jardín!

Ya en el número 4 del mismo año (Junio, 1947) se publican dos nuevos poemas de nuestro autor: “Un viaje por el cielo (en la noche profunda)” y “Las flores olvidadas (paisajes de abril)” del diván Ashlá wa asdá (“Trozos y ecos”):

Del mismo año y en el número 7, del mes de septiembre, encontramos el poema “La luna (en la soledad de la noche)” también en las dos lenguas. En este mismo número figura el poema “El ancho mundo”, en árabe con versión castellana de su autor: otro poeta casi desconocido para nosotros: Idris El Yá`i.

En octubre del mismo año, es decir en el número siguiente, el  8,   de 1947, figura otro poema del ya citado poemario “Trozos y ecos”, titulado “Diálogo con el amor”, siempre en versión bilingüe . Podemos leer asimismo el poema de Idris El Yá`i: “Salutación  fervorosa los poetas de Madrid” (Tahiyya ´atifiyya li-shu´ará Madrid).

En estos años se mantenía la colaboración de Dris Diuri, compañero de trabajo de Trina, como eficaz traductor del árabe pero, cosa que nos parece extraña, no siempre aparecía su nombre en la relación de los colaboradores de la revista. En el consejo de dirección figuraría su nombre en el número 12, febrero de 1948, junto a Jacinto López Gorgé, Pío Gómez Nisa, Eladio Sos y Juan Guerrero Zamora.

En este número que hemos citado, 12, de febrero de 1948, encontramos el poema “Quejas de una choza”, en las dos lenguas. Se cita, además, que pertenecía al diván de próxima aparición: Lamahat al-amal , al que nos referiremos después.

Se trata del número 13, marzo de 1948: encontramos el poema del mismo ´Abdelkader El Mokaddam titulado “Noche triste” (Layl ka`ib..!), traducido, según se señala al final, por “el Grupo de Traductores de la Revista”. Y ya en la última página dedicada a dar “Noticias” y reseñas breves podemos leer, en español y en árabe, las líneas siguientes:
“Nuestro joven poeta marroquí Abd-el-kader El Mokaddam ha publicado  su primer libro de versos Visiones de la esperanza , editado en Tetuán, (3)  Lamentamos la falta de versión castellana del mismo, ya que Mokaddam  cuenta con numerosos lectores en la Península, que siguen sus bellos poemas a través de AL-MOTAMID”.

Seguimos repasando los números de la revista para encontrar más noticias de este poco conocido escritor: y será tiempo después, en el número 16 de la revista (1949) – ya no figura el consejo de redacción (problemas que surgirían por aquellos días y que se explican en la obra de Sonia Fernández Hoyos) pero se dan los nombres del “grupo traductor de árabe” y que integraban Dris Diuri y Ahmed Tadlaui – donde encontramos otros versos de Mokaddam bajo el título de “La flor de los sueños (del mar de la vida)”, de nuevo en ambas lenguas .

La buena relación que mantenía nuestro poeta con la revista y en especial con su directora, Trina Mercader, se aprecia en los números siguientes: así en el correspondiente a julio de 1949 (es decir el número 18) conocemos la reunión de los poetas en el mes de mayo durante las fiestas que se celebraron con motivo de la boda de “S.A.I. el Jalifa. Asistieron los poetas Pío Gómez Nisa y Jacinto López Gorgé en representación de la Revista “Manantial”; Trina Mercader, Abdelkader Mokadddam y Eladio Sos como grupo de AL-MOTAMID y los poetas de Tetuán Nayib Abumalham, Ibrahim el Ilgui, Vicente Recio y Manuel García Sañudo...”.

Uno de los aspectos más interesantes del libro que hemos podido conocer gracias a la amabilidad de su autora, Sonia Fernández Hoyos, es el apéndice documental donde encontramos fotografías preciosas y, entre ellas, las que reflejan la reunión  que se celebró en Tetuán y que acabamos de comentar. Así podemos conocer a nuestro autor junto a algunos de los poetas citados.

Quizá entonces leyera Mokaddam el poema titulado “La reina dela primavera”, fechado el 15 de mayo de 1949,  que viene también en las dos lenguas en el número 19, noviembre de 1949, En este número se publica además el texto, con traducción al español, del gran erudito que fue ´Abd Allah Guennún en respuesta a la encuesta titulada “En busca de la joven poesía de Marruecos”. Se titula: “¿Está la poesía en decadencia?” y en el mismo refiere la visita que le hicieron la propia Trina con su amiga Antonia Coslado para hablar de la poesía y otros temas literarios. En la reunión, dice Guennún, les acompañaba el poeta Abdelkader el-Mokaddam...

Otros poemas de Mokaddam aparecerían en los siguientes números de la revista: “El pájaro constructor (de lo que ocurre en la vida)”, en el número 20 (abril, 1950); “La Pascua”, en el número 23(junio, 1951), que finaliza con este verso:
“¡Que viva nuestro Jalifa, porque su amor para con su pueblo es como un bálsamo extendido sobre las muchedumbres! 

Y, por último, el titulado “Ramillete” en el número 33, correspondiente a los meses de enero-marzo de 1956: es decir en el último número de la revista, cuando ya se publicaba en Tetuán. En esta ocasión sólo figura la versión española, cosa excepcional pues anteriormente, como ya señalamos,  siempre se publicaban los versos de Mokaddam en las dos lenguas.

No podemos olvidar este hecho, es decir el cambio que supuso el traslado de Trina a Tetuán donde ya se publicaron los siguientes números de la revista a partir del mes de marzo de 1953. Precisamente en el número 26 de la misma, fechado en agosto de aquel año aparece la entrañable “Carta marroquí” de Vicente Aleixandre. En la misma se plasmaban los recuerdos de nuestro gran poeta tras su reciente visita a varias ciudades marroquíes: Tánger, Xáuen y Tetuán.

Recordaremos algunos párrafos de aquel texto inolvidable por los datos que nos ofrece:

“¿Se acuerda usted? Íbamos conversando. A mi me gustaba oír el habla arábiga, a veces suave, a veces de algarabía fresca, a veces de apenas murmullo. Ahmad Al-Bakkali y Jacinto, uno a cada lado mío, me iban diciendo (...) Uno propuso que nos sentáramos antes, y me acuerdo que así lo hicimos (...)Quizá fue aquella hora, amiga mía, lo que hoy es el mejor recuerdo de Marruecos. Alrededor de aquel tablero, recién salidos de la ciudad pura musulmana, estaban el poeta Mohamed Sabbag; a su lado Ramón Valdés, el incipiente lírico español marroquí; a continuación el poeta de Arcila, Ahmad Al-Bakkali (...)a mi lado; Miguel Fernández o Francisco Salgueiro, o su espíritu evocado, podían haberle hablado a Abdelkáder Al-Mokaddam, el poeta que por la mañana, tímido y con un halo de silencio, se me había acercado en Tánger traído por la mano de usted (...).

Aquellas palabras de Aleixandre – el mejor recuerdo, decía, que se llevaría de Marruecos -  venían a confirmar el espíritu que alentaba a Trina y a su revista AL-MOTAMID: “veía yo las cabezas de los poetas musulmanes y de los poetas hispanomarroquíes que fraternizaban y se comunicaban, como la misma poesía de cada uno se comunica con el fraterno corazón de los hombres a quienes se dirige”

Por lo demás tan sólo nos queda añadir las noticias extraídas de la misma revista y que se referían a los recitales de Manuel Pinillos en Radio Zaragoza (julio y diciembre de 1949) titulados “Presencia y promesa de Marruecos” y “Puerta de África, ojos de Europa” y “En busca de una poesía marroquí” en los que se leyeron poemas de Mokaddam, Ibrahim El Ilgui y otros autores relacionados con las revistas AL-MOTAMID y MANANTIAL.

En el número 21 (julio de 1950) aparece asimismo la noticia de la conferencia pronunciada por el poeta Jose Mª Rodríguez Méndez en el Seminario de Literatura “Juan Boscán” del Instituto de Estudios Hispánicos de Barcelona sobre “La poesía hispanomarroquí actual”. En la misma se leyeron poemas de Trina Marcader, de Ibrahim El Ilgui, de Idris El Yai y de nuestro Abdelkáder El Mokaddam.

RECUERDOS PERSONALES

En noviembre de 1978 escribi a Abdelkader El Mokaddam, a la dirección de Radio Tánger que me había facilitado el conocido poeta de Cháuen ´Abdelkarim Tabbal. Recuerdo sus atentas respuestas de finales de aquel año (su dirección postal era: 3, Calle Descartes, en Tánger) en las que se refería al trabajo sobre Vicente Aleixandre que estaba estudiando entonces, cuando trabajábamos en el antiguo Instituto Hispano-Árabe de Cultura.(4)

Se excusaba por haber tardado en contestar a mi carta y me hablaba de un reciente viaje a Barcelona, para participar en el congreso islámico allí celebrado. “Me permito recordarle que puesto que se trata de tan gran hombre como es Aleixandre insista sobre su persona humana y su obra que aporta al hombre...En otro sentido está la cuestión humana presentada en un bello cuadro poético...Podría usted contactar también con el Sr. Mohamed El Bouanani en la Radiodifusión Televisión Marroquí en Rabat”, decía en su carta. Me pedía, para finalizar, la dirección de “nuestras amigas comunes las poetisas Antonia Coslado Arévalo y Trina Mercader fundadoras de AL-MOTAMID con mi participación”. Es todo lo que recuerdo de nuestra comunicación. ¿Recibiría Trina la carta de su antiguo amigo (acaso con nostalgia, la que parecería apropiada al recuperar las noticias de un antiguo amigo y colaborador)?

TRINA MERCADER Y LOS POETAS MARROQUÍES

Otro aspecto de la obra de Sonia Fernández Hoyos que desearíamos ampliar es la colaboración de Trina Mercader con los poetas marroquíes. Recordamos especialmente la actividad de los traductores que se encargaron de las páginas árabes de la revista Al-Motamid. Dris Diuri, sobre el que tratamos en nuestra comunicación titulada “Dris Diuri y la revista “Al-Motamid” (Trina Mercader). Una aventura utópica” presentada en las Jornadas de la Asociación “Larache en el Mundo”, que dirige nuestro amigo Sergio Barce, en agosto de 2006, en Larache, (www.laracheenelmundo.com, La Gaceta Informativa de Larache, Número 5, Noviembre 2006, págs. 4-7)(5).

Mohammad Sabbag  del que Trina publicaría El árbol de fuego en Tetuán, 1954, primer libro de la colección “Itimad” aneja a la revista. La versión  al español era del propio autor y de Trina Mercader. Llevaba unas palabras de presentación de Vicente Aleixandre e incluía algún poema como el titulado “Ira de Dios” que había aparecido en la revista Caracola, número 22, agosto de 1954 en traducción de ´Abdel Latif Jatib y Trina Mercader. (6)

Es sabido que Trina Mercader contó con la colaboración de otros conocidos escritores, figuras destacadas del hispanismo marroquí,  que se encargaron de la parte árabe de su revista: Mohammed Ibn Ázzuz Hakim y Amina Al-Luh serían los nombres más recordados. Ahora quisiéramos referirnos a otro poeta marroquí: Ahmad Tribaq Al-Yadri que tuvo la amabilidad de contestar a nuestra carta en la que le solicitábamos noticias del ya citado ´Abdelqáder Al-Muqaddam.

Su respuesta se publicó en el número 1 de  la revista mensual Rawafid, Tetuán, febrero de 2006,  p. 25 con el título siguiente: “Hamilu liwá al-taydid fi shamal al-Magrib. 1-Al-shá`ir al-mu´tazil ´Abd al-Qádir al-Muqaddim” (Los portadores de la bandera de la renovación en el norte de Marruecos. 1- El poeta retirado (o aislado)....) que ha sido traducido al español por mi buen amigo Mohammed Anakar.
                                                                                                          
Y se refería entre otras cosas, tras disculparse por el retraso en contestar a mi carta por haber estado enfermo, al movimiento de renovación de la poesía marroquí, al que perteneció Mokaddam – tal como era conocido su nombre – desde los años 40: cuando publicó su poemario “Los fulgores de la esperanza” en 1948, tal como dijimos más arri-  ba. Entonces publicó en revistas marroquíes como Da´wat al-Haqq y Risalat al-Magrib, y periódicos, como Al-Mithaq.  Trabajó en la Escuela Islámica y privada (Madrasa al-islamiyya al-hurra) de ´Abdallah Guennún, en la Alcazaba tangerina. Luego pasaría al campo de la información radiofónica. “Durante la década de los setenta se le podía ver caminando apresuradamente, tras abandonar su trabajo en la emisora, para dirgirse algunas veces a la librería Alfarabi donde indagaba por el nuevo número de la serie “La Pequeña Enciclopedia” que se vendía por menos de medio dirham. Luego se pasaba a saludar a su amigo Mohammed ´Allal al-Sinhayi, el dueño de la librería antes de regresar a su casa, en el camino de Ibn Al-Hayzam...Tuve la ocasión de visitarle en varias ocasiones y así pude comprender los motivos de  su aislamiento y las circunstancias de su retiro. Pensé en rescatar algunos poemas que me mostró dudando de que pensara en guardarlos después de oirle decir: “Todo es vano. Aquellos poemas son absurdos, de arriba abajo”, así juzgaba su legado poético. Algunas tardes pasaba por su casa y deploraba verle en tal situación, en su hermetismo y en su orgullosa postura...Le veía otras veces caminando para dirigirse a la mezquita Buhut, cercana a su casa. ¡Qué le vamos a hacer! La injusta vejez termina con nuestros poetas y les cubre el olvido, lo mismo pasó con su colega ´Abdelmalik Al-Bilguiti, otro poeta de aquellos mismos años (autor del “Ramo de poesía”, de 1947)  ¡Que Dios bendiga a los poetas olvidados!”. Y terminaba con palabras de agradecimiento por el recuerdo que le había dedicado.    





BIBLIOGRAFÍA AÑADIDA

Abdellah Djbilou: Florilegio poético sobre Al-Motamid. Selección e introducción de ... tetuán, Asociación Marroquí para los Estudios Andalusíes, 2005. (Incluye la “Elegía a Almotamid” de Trina Mercader)

´Abd Allah Hammadi: Al-Andalus bayna-l-hulm wa-l-haqiqa (Al-Andalus entre el sueño y la realudad) (Conversaciones con poetas andaluces). Constantina, Ediciones del Laboratorio de Literatura y Lingüística, 2004.

Ahmad ´Abd Al-´Aziz: Al-Magrib al-´arabi fi-l-shi´ir al-isbani al-mu´asir (“El Magreb árabe en la poesía española contemporánea”). El Cairo, 1989.

___________________: Al-Andalus fi-l-shi´ir al-isbani bá´d al-harb al-ahliyya (“Al-Andalus en la poesía española después de la guerra civil”) El Cairo, 1989 (3ª edición)

Fernando de Ágreda: “Recuerdos de Marruecos y de sus escritores”. Madrid, Revista Amanecer del nuevo siglo, Nº 120, Junio de 2001, págs. 76-77.

Rodolfo Gil Grimau: Aproximación a una bibliografía española sobre el Norte de África (1850-1980). Prólogo de Alfonso de la Serna. Madrid, Ministerio de Asuntos Exteriores, Dirección General de Relaciones Culturales, 1982.

“Homenaje a Trina Mercader y la revista Al-Motamid”. Institutos Cervantes de Marruecos, del 18 al 26 de marzo de 2003. Se ha recogido en un diskette la revista casi íntegramente, ordenada por las diferentes épocas en que se publicó.

Literatura y pensamiento marroquíes contemporáneos. Instituto Hispano-Árabe de Cultura-Facultad de Letras de Rabat. Serie “Antologías Nacionales”, III. Madrid, 1981. (Referencias de Muhammad Ibn ´Azzuz Hakim, Ahmad Literatura y pensamiento marroquíes contemporáneos Tribaq, Muhammad Sabbag, etc.)

Mª Dolores López Enamorado: Larache a través de los textos. Un viaje por la literatura y la historia Sevilla, Junta de Andalucía, 2004 (Incluye cuatro poemas y un relato dedicados a Larache por Trina Mercader).

Jacinto López Gorgé: “Memoria personal: Revistas y publicaciones literarias en el Marruecos español”. Málaga, Puertaoscura. Revista de Ultramarinos, nº 3-4, (1986) págs. 62- 65. Traducido al árabe por Idris Al-Masmudi en Mawasim. Revista trimestral de Cultura y Creación, Primavera, 1995.

Mohammed Bennis: Tahirat al-shi´r al-mu´asir fi-l-Magrib. Beirut, 1979

Mohammad Sabbag: Del fuego y de la luna y otros poemas (Antología). Selección, prólogo y notas de Jacinto López Gorgé. Madrid, colección “Adonais” 1990.

Mohamed Laabi: Voces de Larache. Edición, introducción y selección de .... Asociación de Escritores en lengua española (AEMLE) y Agencia Española de Cooperación Internacional (AECI), Tánger, 2006. (Incluye varios poemas dedicados a Larache por Trina Mercader).



                                                                       Fernando de Ágreda Burillo
                                                                       Enero del nuevo año, 2007








(1) Se refiere a la conocida revista ANTHROPOS,  de 1994, que publicó un monográfico dedicado a recoger los datos principales de su biografía, titulado: Cesáreo Rodríguez-Aguilera. Legitimación humana de la Moral y el Derecho. Poesía y Arte como expresión de la luz más oscura. Existe además la Fundación Cesáreo Rodríguez –Aguilera que depende de la Universidad de Jaén (www.ujaen.es/serv/vicext/fundacion_cesareo.html).  Jacinto López Gorgé recogió efectivamente uno de sus poemas, el titulado “Sájara”, de su poemario Sáhara de la vida (1948) en su antología  Marruecos en la poesía española contemporánea, publicada en Granada, en la colección Ibermagrib, en 1990.
(2) Revista de Información de la Comisión Nacional Española de Cooperación con la UNESCO, nº 25, enero-marzo 1981.
(3) En la parte árabe dice que se había publicado por la editorial Al-Mahdiyya de Tetuán. No hemos podido consultar este libro que por la fecha de su publicación será de difícil localización.
(4) “Vicente Aleixandre en el mundo árabe” se publicaría en las Actas del Primer Congreso Hispano-Africano de las culturas mediterráneas “Fernando de los Ríos Urruti”(11 al 16 de junio de 1984), vol. II, tituladas España y el norte de África. Bases históricas de una relación fundamental (Aportaciones sobre Melilla), dirigidas por Manuel Olmedo Jiménez.
(5) Mohamed Chakor y Sergio Macías: Literatura marroquí en lengua castellana. Prólogo de Alfonso de la Serna. Madrid, 1996, págs. 41-44. Esta obra ha sido criticada por excesiva,   pero en mi opinión tiene muchos aspectos positivos que merecen resaltarse, como es el hecho de recuperar la obra y los méritos de muchos hispanistas marroquíes que eran escasamente conocidos. Y eso es lo importante.
De Chakor asimismo es otra obra colectiva: Encuentros literarios: Marruecos-España-Iberoamérica. Madrid, CantArabia, 1987. En este volumen, de la colección Almoradú, nº 2, colaboran Sergio Macías, Jacinto López Gorgé (“Dos revistas hispanomarroquíes”, en la que se refiere muy detalladamente a la revista y a Trina Mercader en concreto con revelaciones personales que merecen ser leídas), Luis Jiménez Martos y Miguel Bayón.
(6) El texto original  de El árbol de fuego (Shayarat al-nar) se publicó en Tetuán un año después, es decir en 1955. Incluía las palabras de presentación de Aleixandre, traducidas al árabe lógicamente y un retrato de Sabbag dibujado por la propia Trina. La versión al español obtuvo una mención honorífica del premio “Escultor José María Palma”. Pedro Martínez Montávez incluyó el poema “El loco” de este poemario de Sabbag (con un comentario en el que recogía las palabras de José Ángel Valente en su reseña de la revista Índice , Septiembre de 1955,, y citaba las obras de Sabbag publicadas hasta entonces: Aroma ardiente (Al-´abir al-multahib)   Tetuán, 1953, con prólogo de Bulus Salama; Aliento herido (Al-luhat al-yarih),   1955; Ver el comentario de Mohammed Chakor en el semanario MARRUECOS  de 13 de septiembre de 1976, pág. 11.
Mohammed Sabbag ha publicado después varios libros. Recordaremos también su colaboración con Leonor Martínez en la traducción de El rumor de los párpados del gran escritor libanés Mija`il Un´ayma que aparecería en Madrid, en 1956, en la colección “Adonais” .
Aitor L. Larrabide, que trabaja en el Centro de Estudios de Miguel Hernández de Orihuela (Alicante) mea ha facilitado algunas referencias que no conocía: así, por ejemplo, la reseña de María de Gracia Ifach, que también colaboró en las páginas de Al-Motamid,  titulada: “La poesía en Marruecos: Trina Mercader y su revista “Al-Motamid”, publicada en el diario valenciano Las Provincias (falta la fecha);  y de la sección literaria (Noticiario) de E. A. J. 21 Radio Melilla (“Los números 5 y 6 de la revista “Al-Motamid”).
Recientemente he conocido otros aspectos de la vida de Trina – su amistad con las compañeras del Ayuntamiento: Petra, Conchita y Natividad,  gracias a Ángela (“Angi”) Ramírez Gutiérrez, nacida en Larache, que conserva los recuerdos de su hermana Natividad o María, gran mujer, según me dice, fallecida recientemente, y que ha tenido la amabilidad de comunicármelos a través de mi querida amiga Lola López Enamorado en un texto muy emotivo titulado “Historia de una romántica mujer”










Foto de Dris Diuri, colaborador de Trina Mercadoe en la revista Al-Motamid



Elena Martín Vivladi, Trina Mercader , Rafael Guillén y otros


Poema de Trina Mercader. Mayo de los amantes











Trina Mercader y Fernando de Ágreda en Madrid


Postal de Trina Mercader enviada a Fernando de Ágreda



Los poemas de Trina a Larache están en el libro de Jacinto: "Marruecos en la poesía española contemporánea", Granada, 1990.


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Esccribe  Fernando de Ágreda:
Repasando las cartas de Trina Mercader encuentro este hermoso poema dedicado a la PRIMAVERA. Es lo que deseamos en este tiempo y que dedico a mi buena amiga Paloma Fernández Gomá y el blog que está dedicando a esta extraordinaria mujer..
                                              
                                           
                                         
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Carta de Rafael  Guillén  a  Ferrando de  Ágreda


Añadir leyenda
Chukri El Bakri traduce a Trina Mercader



Trina Jacinto Pio y Abdelkader Mokaddam

Poema de Pilar Paz Pasamar dedicado a Trina Mercader

Carta de Pilar Paz Pasamar a Fernando de Ágreda



Poema de Fernando de Ágreda a Pilar Paz Pasamar




Trina Mercader, caricatura por Estrella Pérez de Amar.


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Carta de Trina Mercader a Ibrahim Ilgui (7 de mayo de 1947)



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Amina Loh, esposa de Ibrahim Ilglui  en su casa de Rabat con Fernando de Ágreda.

                                                   
Dedicatoria de Trina Mercader a sus amigos Ibrahim Ilglui y Amina Loh



                                                 Carta de Trina Mercader a Ibrahim Ilglui


                                                                
Carta a Ibrahim Ilglui













                                       
Carta a Ibrahim Ilglui



                                                             
Homenaje a Trina Mercader y a la revista Al- Motamid, año 2003 en la revista "Amanecer del nuevo siglo"

                                                                                                                 
                                                                          
Elegia a Motamid, poema de Trina Mercader




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Mostrando Trina Mercader esquela 001.jpg
Esquela de Trina Mercader
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                                                                                  Por gentileza de Fernando de Ágreda publicamos estos recuerdos  del Hotel Nacional de Tetuán, donde se celebró el Homenaje a Vicente Aleixandre y en el que Trina participó como ya publicamos anteriormente. Creemos que ahora está cerrado y es lástima.   



                                                                           
Plano hotel Nacional


                                                                 
                                                                             
Hotel Nacional en Tetuán


Invitación 
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Poema LARACHE, aparecido en el libro Acercando orillas y dedicado a Fernando de Ágreda. 


                               LARACHE
                                                                                  A Fernando de Ágreda

Desde el café Central la plaza de España
se abre a todas las miradas y se entona
la melodía del recuerdo por quienes habitaron
días de lontananza, sorbiendo la llama de la amistad.

La casa de Dris Diuri, la puerta de entrada al zoco,
la fachada, ya envejecida, donde vivió Trina Mercader,
el aroma del mar que se mete entre las venas hasta rescatar
el silencio más profundo,
la hospitalidad de Mohamed Sibari
y la lectura de sus libros,
la compañía de Mohamed Laabi, cicerone de tanta historia
habitada en milenios de tiempo transcurrido.

La lenta secuencia de las horas se precipita insostenible
por las calles, llevando en su recorrido el pétalo vencido
que el azahar depositó sobre la arena del Lucus si,
estremecida, dejara su destello en la fibra que alimenta
los rayos vencidos del crepúsculo.

Tanta raíz absorta por el aluvión de los años
se muestra oculta en la franja que el destino
precintó entre las cañas y el limo.

                          Paloma Fernández Gomá
                          Del libro Acercando Orillas
                                                 *************************

                       Fernando de Ágreda durante su intervención en Casa Árabe, en el homenaje a Mohamed Chakor. Madrid 2014.
                                                                                 
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Por Fernando de Ágreda Burillo: Apuntes sobre las traducciones al árabe de la poesía española contemporánez. La revista Ketama.
Publicado en la revista "La Estafeta literaria", nº 615, 1 de julio de 1977. págs. 18-20.
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      Poema A GRANADA  de Trina Mercader, amablemente cedido por Fernando de Ágreda.  


                A  GRANADA
                                                                                              
Decidme si es la misma tristeza
La que inunda el pecho todavía.
Los ojos van al llanto secretamente dulces
Allí donde aún levantan su apagada alegría.
Basta esa voz de musgo para vivir cansados,
Cuando el recuerdo enciende, débilmente, la estrella
De la melancolía.

Pueblo de ayer, resurgen de tu oscura conciencia
Por la rama y la rosa, pueblo feliz, brotando;
Y esta presencia nueva que te prolonga el día
No vive más que que el sueño de tus mejores años.

Alguien pasa en la tarde coronado de mirto
Con la sonrisa prieta de zumos sazonados.
Pero lleváis los ojos oscuros de la tierra
Marcados con el hierro doloroso del llanto,
Y es inútil la callada sonrisa
Nacida con el alba, desde la flor al labio.
Vuestra vieja nostalgia crece constantemente
Por toda la ciudad, y el duro mármol
De la leyenda os vence con su sabor amargo.

Y es la misma tristeza
La que os inunda el pecho todavía.
La llama que os consume desesperadamente
Bajo la piel morena de pétalos opacos;
La oculta sed, profunda como el mundo,
Violenta y resignada con su destino trágico.

Formad un duro cerco a la tristeza
Oh, amigos, con los brazos,
Para que el llanto de su flor cortada
Se asome dulcemente, tímidamente al tallo.

Ciudad de amor cautiva serás siempre,

Con un eterno lirio entre los labios.
               
                               Trina Mercader
             ***************************************
  Gracias a la gentileza de Fernando de Ágreda arabista y biográfo de trina Mercader, podemos mostrar estos escritos relativos a Trina Mercader y titulados "Historia de una romántica mujer".

 El pasado domingo 11 de febrero de 2018 en Majadahonda Magazine Fernando de Ágreda escribió sobre la relación entre Carmen Conde y Trina Mercader, a través de la revista Al-Motamid. Un artículo muy ameno e ilustrador : https://majadahondamagazin.es/desde-majadahonda-carmen-conde-trina-mercader-al-fondo-valente-marruecos-83796


Artículo publicado por Fernando de Ágreda:
Carmen Conde (con Trina Mercader al fondo) y Valente en Marruecos,  publicado en Editorial Hijos de Muley Rubio
                                Cordel de Extraviados 3-4
 ( gentileza de Fernando de Ágreda)
Carnen Conde y Trina Mercader. (Centro de Estudios Carmen Conde).

Por Fernando de Ágreda Burillo
Con motivo del homenaje dedicado recientemente a Trina Mercader y su revista hispanomarroquí Al-Motamid. Verso y Prosa, organizado por los Institutos Cervantes de Marruecos, ha surgido el recuerdo de otra gran mujer y poeta: Carmen Conde, fallecida en 1996.
El motivo de este recuerdo es, por un lado, reconocer su valioso papel de impulsora de la obra de Trina Mercader (Luzmaría Jiménez Faro se ha referido a “su gran labor de divulgación de nuestras poetisas, pues ha publicado varias Antologías y tendido su mano a muchas de ellas…”, en su libro: Panorama Antológico de Poetisas Españolas (Siglos XV al XX); y, por otro, rememorar la breve amistad que me brindó cuando fui a visitarla en la casa de la antigua calle de Wellingtonia, que hoy lleva el nombre de su “casero” de entonces y grandísimo poeta: Vicente Aleixandre (tan unido asimismo a Trina Mercader y a su aventura literaria).
Carmen Conde me recibió – trabajaba yo muy cerquita de su casa, en el edificio de la Escuela Diplomática, en el Paseo de Juan XXIII – para hablar de un tema que nos apasionaba: Marruecos y, en concreto, las revistas de poesía sobre las que empezaba a interesarme: Al-Motamid, de Trina; Ketama y Manantial, de Jacinto López Gorgé. 
Jacinto López Gorgé se ha referido, hablando de Carmen Conde, a los “recuerdos de la entrañable Melilla de su infancia y cómo la fue recuperando ya en la cumbre de su gloria literaria”. Rememoraba los primeros contactos que se produjeron a finales de los años 40 entre ella y el joven grupo de escritores melillenses, allí radicados entonces, entre los que destacaban: Juan Guerrero Zamora, Pío Gómez Nisa, Miguel Fernández, Francisco Salgueiro y el propio López Gorgé.
Es sabido que Carmen Conde había nacido en Cartagena, en 1907, y que pasó gran parte de su infancia y adolescencia en Melilla. Allí se había iniciado por otra parte – en 1949 concretamente – la publicación de la revista Manantial, de la mano de López Gorgé y Gómez Nisa.
Manantial recogería algunos capítulos del libro de memorias de Carmen Conde, inédito entonces, que llevaría por título: Empezando la vida (Memorias de una infancia en Marruecos, 1914-1920). Y luego aparecería en la colección “Itimad”, aneja a la revista de Trina (en la que se editaron también obras de Muhammad Sabbag, Pedro Martínez Montávez y de la misma Trina. Se anunciaba, en prensa, El canto del hombre, de Joaquín de Entrambasaguas).
La figura de Trina Mercader surge entonces entre los “poetas hispano-marroquíes”, como se les conocía en la Península. Ella residía en Larache donde, en 1947, había iniciado la publicación de Al-Motamid, la revista literaria que centró lo principal de su vida en Marruecos.
Aquella aventura ha quedado plasmada en la conferencia de Trina titulada: “Al-Motamid e Itimad: una experiencia de convivencia cultural en Marruecos”, un extracto de la misma se publicó en la Revista de Información de la Comisión Nacional Española de Cooperación con la UNESCO, nº 25, enero-marzo de 1981, pp. 76-80: “..el primer número publicado de “Al-Motamid” produjo la rápida respuesta de la poetisa Carmen Conde. Desde ese momento tuvimos su colaboración y su apoyo moral. Ella había vivido en Melilla cuando niña, desde 1914 a 1920 y Marruecos era una tierra entrañable. En una de sus cartas nos dice certeramente: “No debe querer ser como las demás revistas. Su rareza se apoyará en su marroquismo. “Al-Motamid” será muy interesante si procura sostenerse “hacia fuera”. Es decir. Si su ritmo, sus colaboraciones, su ambiente son siempre lo más marroquí posible”.
Repasando las páginas de Al-Motamid encontramos, efectivamente, la primera colaboración de Carmen Conde: “Tres poemas al Mar Cantábrico” era su título y figura en el número 2 de la revista, correspondiente a abril de 1947. Posteriormente, en el número 6, de agosto del mismo año, se publicaba el poema “La primera flor” del libro, de próxima aparición, decía, Mujer sin edén. En este caso se incluía la versión al árabe debida al hispanista libanés, que vivía entonces en Tetuán, Nayib Abu Malham. Todavía recuerdo el comentario de mi querido amigo, ya fallecido, sobre aquellos versos “llenos de erotismo” que tanto le habían sorprendido (…”En tus cien avenidas como anillos de olor/ van tomando mis dedos lo que sólo tú eres: la piel de mis rodillas, de mis hombros la curva, y de mi vientre el cuenco que te copia redonda./ Fragancia generosa, te asumiré extasiada:/ rosa que en frenesíes de inesperado júbilo/ advienes a mi noche de compactos luceros:/ te cambio por el sueño, por el pan, por el agua.)
Leopoldo de Luis publicó unas inspiradas líneas sobre este poemario de Carmen Conde, editado ese mismo año en Madrid. Quedaron recogidas en el número 7, de septiembre de 1947, de Al-Motamid.

Carmen Conde (Centro de Estudios Carmen Conde)
Carmen Conde publicó en 1954, Otoño, la antología titulada: Poesía femenina española viviente, en ediciones Arquero. En su esfuerzo por dar a conocer a las poetisas jóvenes españolas, apreciamos la presencia de Trina Mercader, con varios poemas nuevos que hablan claro de su hermosa vena poética:
Yo soy esa muchacha que ha besado la tierra
Para posar en algo los besos que le sobran.
Yo soy esa muchacha que desea callando
Lo que se aleja siempre de su mano vacía.
Blanda pulpa jugosa para mecer el aire;
blando temblor intacto que una caricia anega.
Sedienta y absoluta,
muchacha que ha besado la curva de sus hombros,
que se acaricia, lenta, con dolida ternura.
Garganta donde canta la sagrada alegría,
donde los gritos crecen de plenitud ahogados.
Muchacha sola y firme que, arrebatadamente,
para sí misma crece su vegetal milagro,
cuando la tierra vuelca su prometida entrega
y una dulzura virgen va invadiendo los ramos.
Y este otro poema que hemos preferido entre otros:
TRANQUILIZAOS. Miradme.
He dado a mi silencio siete vueltas de llave.
Verdugo de mi misma, con mi propia violencia
Voy cercenando el tallo de mi sangre;
La entraña que mantiene mis cortadas raíces,
hiriéndome en el signo por el que soy,
negándome.
La angustia que me crece no la sabréis. Miradme.
Llevo oculto mi fuego,
Mis hondas libertades.
Quiero vivir muriendo
sin este denso enigma
que me resume toda en duro arcángel.
Quiero ser vuestra, sí.
Quiero ser sólo madre.
O mujer. Mujer sólo, sin reverso ni orilla
Y amaros en silencio, dulce, pasivamente,
Sin que lo sepa nadie.

* * *
Carmen Conde volvería a colaborar en la revista de Trina, nunca dejó de hacerlo en su pensamiento, concretamente en el número 27 de Al-Motamid, correspondiente al mes de febrero de 1954. Con el título, tan expresivo, de “Reafirmación” dedicaba su mejor elogio a la directora y a su empresa desde Madrid con estas palabras: “Al-Motamid y sus poetas son una realidad transida de ensueño. Cuando llega a mis manos, que la esperan siempre, yo conecto con lo mejor de mis años, cuando estaba aprendiendo a soñar para que después no me pesara tanto la vida encima…Y es una mujer, precisamente una mujer, para que yo me sienta más solidaria si cabe de su obra, la que hace posible el milagro Al-Motamid. Una mujer joven, animosa, llena de ilusión, que todo se lo sacrifica a que su Revista sea ya la Revista de una vasto plantel de poetas marroquíes, en cuya lengua estoy deseando hablar para mejor entenderme con ellos, fuera del lenguaje universal de la poesía que a todos nos es común patria…Si además de todo eso, cuando viene me trae – nos trae a todos los peninsulares – la constancia de una fé, de un tesón, de una generosidad sin límites, sólo podemos dar a cambio de su riqueza a Al-Motamid, un firme amor y una amistad inalterable”.
Y en el mismo número de la revista, en su parte árabe, mensajes efusivos y reveladores de aquella comunicación por la vía poética que declaraba Vicente Aleixandre en su famosa carta de respuesta a Trina Mercader, tras su visita a Tetuán: los firmaban nombres tan destacados como: Mijail Na´ima, desde Baskinta; Fadwà Tuqán, desde Nablus y Muhammad Al-Chadili Jaznahdar…dirigidos a través de otro gran poeta: el marroquí Muhammad Sabbag que tanto colaboró con las revistas hispano-marroquíes en general y con Al-Motamid, en particular.
José Luis Cano, como es sabido, publicó hace años el Epistolario de Vicente Aleixandre que junto con Los cuadernos de Velintonia (1986) son obras imprescindibles para conocer la obra del Premio Nobel de Literatura de 1977. En aquel libro se define con precisión el valor documental y los testimonios reflejados: “Se trata no tanto de la carta literaria retórica – de la que hay tantos ejemplos en nuestra literatura clásica – como de la carta contemplada como comunicación de amor o de amistad: la carta que es parte íntima y complementaria de la existencia de una amor o una amistad a través del tiempo, en la que el hombre, la mujer, vuelcan su alma, su pensamiento, sus vivencias”. Recordaremos, por ejemplo, las referencias a Trina Mercader. Así, con fecha de 18 de julio de 1954, comenta desde Miraflores: “Recibo muchas cartas de gentes que van al Congreso de poesía (celebrado en Santiago de Compostela), que esperan verme en Madrid al llegar…Otros, los marroquíes, cada uno por su lado: Nisa, Gorgé, Miguel Fernández, Sabbag, el árabe…”. Y en la siguiente, de 5 de agosto del mismo año, en la que continúa sus comentarios sobre las muchas visitas que pasaban por su casa y que a veces se prolongaban demasiado tiempo:”Los malagueños se presentaron aquí sin avisar, fastidiándome, esa es la verdad…Menos mal que venía Trina…Y todos tan ajenos a lo mal que me sentaba su visita”.
IMAGEN DE JOSÉ ÁNGEL VALENTE EN MARRUECOS
Unos recuerdos llevan a otros. El nombre de José Ángel Valente figuraba en la bibliografía de mis primeros estudios sobre la literatura marroquí contemporánea a raiz del artículo que publicó en septiembre de 1955, en la revista madrileña Índice de Artes y Letras. Seguramente había leído la mención que Pedro Martínez Montávez, mi guía en aquellos estudios, hacía de él al tratar de la poesía de Mohammed Sabbag. ¡Eran tan escasas las referencias literarias que había entonces sobre el país vecino!
José Ángel Valente, la gran figura de nuestra poesía contemporánea, era poco conocido entonces. Su artículo, titulado “Poesía árabe de hoy en Marruecos”, estaba muy bien documentado. Trataba de las revistas literarias que aparecían en Tetuán por aquellos años: Al-Motamid, Ketama, Al-Anis, Al-Anuar…Y pasaba a referirse a los escritores libaneses cuya obra empezaba a difundirse en bellas traducciones: Yubrán Jalil Yubrán, Mijail Naimi, Bulus Salami y Said Akl. Finalmente se centraba en la obra de Mohammed Sabbag, el poeta tetuaní que había publicado entonces los libros de poesía titulados: Aroma ardiente (1953) y El árbol de fuego , de 1954, que apareció primero en versión española de Trina Mercader en colaboración con el propio Sabbag, y luego en árabe. De éste último reproducía el poema titulado “El loco” con las siguientes palabras de introducción: “La profunda intención social de este libro está resuelta en fórmulas eminentemente poéticas, cuya calidad no decae un solo momento, y esto por una razón obvia, porque está verdaderamente sentida. Desde este punto de vista el libro de Sabbag puede ofrecer una nítida lección a muchos protagonistas peninsulares de una poesía social parcial y falsificada desde el remoquete a los resultados”…
Recordé también que en la ya citada Ketama, el suplemento literario que dirigía Jacinto López Gorgé, (Nº 5, Tetuán, Junio de 1955) figuraba un breve pero hermoso poema titulado “Primer poema de amor”, firmado por José Ángel Valente:
Hemos partido el pan.
Está dispuesta la vida a comenzar.
Hemos partido el pan, los alimentos,
hemos dividido los sueños por igual.
Esta es tu casa.
Estoy, está tu risa: he dicho la verdad.
Hemos partido el pan.
La mesa está cubierta de claridad.
Todo se iba configurando: mi buen amigo y vecino Federico Utrera, eficaz y escogido editor, además de periodista, de libros tan selectos como los que figuran en el catálogo de Hijos de Muley Rubio, me aconsejaba sobre la obra de Valente junto a la de Juan Goytisolo (se acaba de presentar en Madrid y Tetuán el libro España y sus Ejidos, de Goytisolo con artículos, entrevistas y magníficas ilustraciones) y me descubría la bibliografía más exhaustiva de José A. Valente. Y también los Pliegos de Cultura que publica con el sugestivo título de Cordel de extraviados, Almería/Madrid, 2002-2003, (www.editorialmuleyrubio.com).
Jacinto López Gorgé, siempre atento y dispuesto a ayudar en los temas marroquíes a los amigos que acudimos a él, sería el testigo, el protagonista también, del documento en que se basa todo este entramado: la fotografía, tomada en la Delegación de Cultura de Tetuán, en la que se demuestra la feliz coincidencia de este grupo literario integrado por José Ángel Valente, que hacía el servicio militar entonces, junto a su mujer, y, a continuación, Jacinto, Dora Bacaicoa y Mohammed Sabbag…La vida “atrapada” en ese precioso documento.
¿Quién no recuerda la labor de Dora Bacaicoa (“Dorita”, decía Jacinto que publicó su libro de cuentos Zahora la negra y otros cuentos en la colección Manantial, en 1955) en Marruecos? El boletín de la Asociación “La Medina”, de antiguos residentes en Marruecos, dio a conocer la noticia de su muerte con un sentido homenaje de quien mejor podía expresarlo: Jacinto López Gorgé en el número del mes de febrero de 2001.- Fue una de las primeras figuras “importantes” que conocí en mi primera e inolvidable estancia en Tánger y, luego, en Tetuán, donde Dora dirigía la Biblioteca Española entonces. Su gran personalidad sería el imán más atractivo para el joven estudioso de los temas literarios que era yo entonces.
Sabbag, que conserva estos recuerdos y de los que tanto podría contar, ha colaborado este mismo año en el “Homenaje a Trina Mercader y su revista Al-Motamid”, celebrado en Casablanca y las principales capitales marroquíes, organizado por los Institutos Cervantes allí radicados. Su obra fue conocida gracias a las traducciones que se publicaron entonces: La luna y yo, por ejemplo apareció en Tetuán, en 1956, en versión de la profesora Leonor Martínez Martín. Llevaba un bonito poema preliminar de Gerardo Diego (“La luna y tú”, dedicado a Sabbag) y un retrato del autor por Manuel Barbadillo, el conocido pintor fallecido recientemente en Málaga, compañero y buen amigo de este grupo literario tan característico.
Sólo una referencia más, esta vez del hispanismo marroquí: la revista Al-Bayt, de la Casa de la Poesía, que dirige Mohammed Bennis en Casablanca (www.Albayt.org.ma) ha publicado en el número 4/5, Otoño de 2002, varias páginas dedicadas a la poesía española contemporánea coordinadas por otro buen poeta Mehdi Ajrif. Él mismo traduce a nuestro Valente e incluye varios poemas como el que dedica “A Coral”, su mujer, que dice:
Al norte de la línea de sombras donde todo hace agua,
rompiente en que el mar océano se engendra o se deshace y el naufragio inminente todavía,
no se ha consumado,
ciegamente te amo.
También incluye varios poemas de Ángel García López, de su libro Auto de Fe, Premio “Boscán” de 1974, traducidos en este caso por mi buen amigo, poeta e hispanista también, Jálid Raysuni, que tanto hace por el diàlogo cultural hispano-marroquí.
N. B.: Otra reseña dedicada a la revista Al-Motamid y en concreto a Mohammad Sabbag y a su libro El árbol de fuego, traducido por el propio Sabbag junto a Trina Mercader, como queda dicho, es la que publicó Joaquín de Entrambasaguas en El año literario (1954), Consejo Superior de Investigaciones Científicas, Madrid, 1954, p. 88-89.


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