jueves, 22 de mayo de 2014





LA NIÑA DE LA COLINA.  
De Felipe Sérvulo. Ediciones In - Verso. Barcelona.

Como bien   indica en su prólogo Enrique Badosa: En este libro late, y cómo,  el digamos argumento de un amor que fue y que sigue siendo en nostalgia y presencia.
El libro queda abierto  con una cita de Escarlata O´Hara, protagonista de la película " Lo que el viento se llevó", donde podemos  leer:  " realmente  mañana será otro día" y es a la vez antesala del apartado Ausencias y más razones.
Razones para reconstruir un futuro lleno de pasado,  que camina por el presente con  poemas de la mano de Felipe Sérvulo, que de forma  ágil y elocuente nos  introduce en su "yo" personal, rebosante de sensaciones, que mira hacia atrás y le devuelve, al poeta, el rumor del viento,  el vuelo de los  pájaros y la imagen de Tara, donde le recibe Vivien Leigh con su constancia permanente frente a la derrota.
También están  los recuerdos de  Riad Mehidi o de  las  semillas que florecerán.
Los poemas:   Ni mesa, ni jazz. Siete metros o Hágase la  oscuridad son algunos de los  que componen el apartado primero del libro, donde el  poeta toma la palabra como un vínculo con el pasado, naciendo junto a  cada día como una nueva fuerza regeneradoora, porque para Felipe Sérvulo habita en su poemario ese personaje
"la niña de la colina" que repressenta una retroalimentación,   un modo de acercar el  pasado y mirar hacia el futuro.
Así llegamos al  segundo apartado del libro titulado Universos paralelos donde los planos interpretados  por los poemas suman y se complementan, y en ningún caso excluyen, para ir formando el universo  personal único y dinámico al que nos concita el poeta.
Poemas tales como Acaso tu  nombre, Nuestra alcoba clandestina, Génesis, El  ecuador  de  tu rostro, Me  inventas de nuevo,La niña viene,Nos reímos  tanto, María, Por la  calle triste, Si te hablo y callas, Frío y marejada, Pequeñas constelaciones,   El  dolor  acaba, Si amanece, Nuestra vieja ciudad, construyen  el cuerpo de la última parte del poemario donde "la niña" vuelve con frío, tímida y silenciosa. El   poeta sacude "el polvo de su vestido", pero la "niña" fría y casi ausente mira a  nuestro poeta y enciende  la  nieve de su mirada para cuestionar una sonrisa entristecida, cuando en otro tiempo era de alegría.
Felipe Sérvulo nos deja en su libro "La niña de la colina" la  miel en los labios,  la puerta abierta y sus versos como testigos de  una poesía sensitiva que  aproxima un tiempo pretérito a las sensaciones que llegan hasta el presente, conjugando vivencias,  interpretando imágenes y sembrando un futuro que alberga el intenso  valor de lo ya vivido. 

                                                          Paloma Fernández Gomá

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